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silviaruizpsicolog

TODO EL MUNDO HABLANDO DE GESTIÓN EMOCIONAL PERO, QUÉ ES UNA EMOCIÓN

Actualizado: 27 ene 2023

Hola a todos y a todas, bienvenidas y bienvenidos a la primera entrada del Blog. Estoy emocionada por el proyecto y por la buena recepción que está teniendo. Gracias de nuevo a cada uno de vosotros y vosotras. Por darme ánimo, por darme fuerza y por decirme con gestos y sin esperar nada a cambio que merece la pena seguir sentándome cada mañana de viernes ilusionada frente al ordenador, café en mano, a seguir dirigiéndome a quién quiera leerme.



A los que ya me conozcáis no os sorprenderá que decida iniciar por el maravilloso Sistema Emocional. Ese gran desconocido, temido y silenciado Sistema Emocional. Estoy segura de que más adelante volveré aquí, para añadir información y detalles que me haya dejado en el tintero.


De momento, vamos con aquellas cosas que necesito entender como mínimo para que mi proceso de terapia o de crecimiento personal se consolide a largo plazo.


Lo primero: qué es una emoción. Una emoción es una Respuesta Psicobiológica, expresada a través de diferentes canalesque tienen un correlato neuro-anatómico.


Estas tres formas en las que se manifiesta una emoción son:

  • A nivel conductual (cada emoción me prepara para hacer una cosa)

  • A nivel fisiológico (sensaciones en el cuerpo, cada emoción prepara a mi cuerpo para una cosa)

  • A nivel cognitivo (pensamientos, cada emoción lleva asociados un conjunto de pensamientos).





Por ejemplo, la tristeza se manifiesta a

nivel conductual aislándome o dedicando tiempo a hablar de la perdida con vínculos cercanos, a nivel fisiológico sensaciones en el estómago, llanto, desactivación y a nivel de pensamiento, recuerdos e imágenes de la figura o situación perdida, etc.







Las características básicas de las emociones son que:

  1. Son adaptativas

  2. Son información

  3. Forman parte de un sistema muy conservador

  4. Existen emociones básicas

  5. Existen emociones primarias y secundarias

  6. Son universales


SON ADAPTATIVAS

Nuestro sistema emocional es un sistema con un sentido evolutivo único. Nos ha permitido sobrevivir (al ser humano en particular y en general al mundo animal) durante millones de años.


Esto quiere decir varias cosas. Las más importantes, y las ideas principales con las que me gustaría que os quedaseis hoy, son las siguientes:

  • El Sistema Emocional tiene millones de años de construcción. Esto es, el Ser Humano tiene muy poco “poder” sobre él.


  • Los procesos de Selección Natural lo han ido puliendo y perfeccionando, con lo que es un sistema eficaz y eficiente para nuestra adaptación al medio.


Es decir, todo eso que nos han vendido sobre “controlar” y “amaestrar” nuestras emociones no es más que humo y no existen emociones “malas”. TODAS nos ayudan, permiten nuestra adaptación y crecimiento, también las desagradables.






SON INFORMACIÓN

Ahora que más o menos me estáis comprando que las emociones nos ayudan, la pregunta del millón: “¿cómo?”


Bien, un día os explicaré los procesos anatomofuncionales a través de los cuales las emociones se activan, se expresan y se traducen. Os traeré estudios y pruebas de neuroimagen para que me creáis de verdad. De momento, tendréis que confiar en mí.

El proceso a través del cual las emociones favorecen la adaptación es LA INFORMACIÓN. Las emociones nos ofrecen información sobre el medio, información rápida, básica, para garantizar nuestra supervivencia. Por eso, en terapia muchas veces hablamos del “mensaje de cada emoción.”


Entender el tipo de información, el tipo de mensaje que nos transmite cada emoción nos ayudará a procesarlas. ¿Por qué?


Primero porque nos permitirá analizarla. Si sé qué está pasando a mi alrededor, sabré generar una explicación acertada y, por lo tanto, actuar adaptativamente al respecto. Todo esto es mucho más complicado y lo veremos en entradas posteriores. Quedaos de momento con las palabras “Profecía Autocumplida”.


Segundo, porque nos facilitará la identificación de la emoción y la diferenciación con otras parecidas.


Por ejemplo, tengo una entrevista de trabajo mañana. No sé qué me pasa pero me siento mal al pensar que pueda salir mal. Soy consciente de que si la reunión sale mal puede peligrar mi futuro laboral y deteriorarse mi autoestima. Si sé que el miedo es la emoción que se activa ante posibles peligros, me será más fácil identificar que lo que estoy sintiendo es ansiedad o miedo (que yo las trabajo indistintamente, aunque si os interesa dejádmelo saber y hago otra entrada más adelante).


Además, cuántas veces os ha pasado que pensabais que sentíais una cosa y (seguramente después de liarla) os dabais cuenta de que en realidad estabais sintiendo otra. Los celos, por ejemplo. Otra de mis emociones favoritas de tan castigada está la pobre por la sociedad.


Lo veremos ahora en un ejemplo pero cuántas veces no hemos sentido celos, pero hemos creído que era enfado y hemos actuado como tal. Entender que la emoción de celos se activa cuando mi vínculo afectivo con alguien peligra me permitirá averiguar que en realidad nadie (o no solo) está pasando unos límites establecidos y por tanto atacándome.


SISTEMA CONSERVADOR


Precisamente el sentido tan evolutivo del sistema hace que adquiera ese carácter conservador. Es decir, se activa por si a caso.


A estar al servicio de nuestra supervivencia funciona bajo el lema “lo avisamos y ya vemos”.


Por ejemplo, yo veo una sombra y mi sistema emocional me activa el miedo. La información que el miedo porta es “mira a ver si esa sombra puede ser peligrosa. Ya veré si la sombra era un arbusto o un depredador. Pero eso va después. Primero siento la emoción (o al menos una gestión funcional del miedo implicaría que primero sintiese la emoción y luego la analizarse).


Esto quiere decir, que tanto si el peligro es real o es “falsa alarma”, si la sombra era un depredador o un arbusto, mi cuerpo va a activarse y prepararse para huir.


Extrapola esto a cualquier faceta de tu vida. Tu relación de pareja, tu trabajo, tu “valía” personal. Puede ser que nadie me esté atacando realmente, pero que mi sistema emocional active enfado ante determinadas situaciones es perfectamente normal y funcional y no podemos hacer nada para no sentir la emoción de enfado en esas situaciones. Ahora bien, si después de analizar la situación observó que ese enfado era falsa alarma tendré que ir a explicar que no siento que la otra persona haya pasado ningún límite.


Si es Alarma Real huiré, si es Falsa Alarma me quedo y espero a que el miedo se desactive sin hacer nada al respecto

  • Esto es una respuesta adaptativa

  • Si no hubiese atendido a mi emoción de miedo, aunque fuese Falsa Alarma, no habría llegado a todo esto



LAS EMOCIONES BÁSICAS


El ser humano nace con un repertorio de emociones disponibles desde el momento del nacimiento. Además, estas emociones son comunes a la mayoría de los animales.


Aunque hay discrepancia en la investigación, la mayoría de estudios establecen como emociones básicas la alegría, la tristeza, la sorpresa, el enfado, el miedo y el asco. Esto quiere decir que un neonato ya puede sentir, y de hecho siente, estas emociones.


Muchos autores establecen que el resto de emociones se forman de la agrupación de algunas de ellas. En terapia cuento esto solo para facilitar la identificación de emociones. Muchas veces nos es difícil decir si estamos sintiendo frustración o impotencia pero sabemos que nuestro estado de activación tira más por el enfado que por la tristeza, por ejemplo.


Así, muchas veces es más fácil entendernos si pensamos que la envidia o los celos son “derivadas” del miedo; la frustración o la impotencia del enfado, la ternura o la ilusión de la alegría y la desesperanza o la nostalgia de la tristeza.


EMOCIONES SECUNDARIAS


Muchos autores hablan de emociones secundarias para hablar de aquellas que no son las básicas. A mí está distinción, cómo os digo, no me vale para mucho.


Cuando hablo de emociones secundarias (y por supuesto no lo digo yo, lo han investigado autores de renombre como Hervás, 2008) hablo de aquellas emociones que aparecen al servicio de tapar alguna emoción que no me permito sentir.


Para entenderlo tendremos que ir primero a las emociones invalidadas. Estoy segura de que toda lectora o lector a la que me esté dirigiendo identificará emociones que le resulten “más cómodas de sentir que otras”.


Por supuesto a nadie le gusta sentir emociones desagradables como la ansiedad o el enfado. Son maravillosas, sin ellas no habríamos sobrevivido como especie, pero se sienten fatal. Y sin embargo, según la persona (y el aprendizaje emocional que haya tenido y las experiencias que le haya tocado vivir) le será más fácil sentir unas que otras.


Por ejemplo, a mí “me cuesta menos” sentir enfado que sentir vergüenza. Esto es así por las vivencias que he tenido, lo que he aprendido de ellas y las creencias que he formado (lo veremos en futuros posts)


Si yo sin querer he aprendido que sentir vergüenza es algo malo y dice algo sobre mí, seguramente haya ido marcando poco a poco la vergüenza como inválida.


Esto implica que cada vez que yo acceda a una situación que por mi interpretación haga que sienta vergüenza, todo mi sistema emocional-racional-fisiológico-conductual va a hacer lo posible por “taparla”, por no dejar que se exprese.


¿Pero qué pasa con toda esa activación amigdaloidea que activa la vergüenza, lo que de aquí en adelante llamaremos “arousal”?


No puede desaparecer. Recordad que no tenemos tanto poder. Esa vergüenza quiere transmitirnos un mensaje porque nuestro cuerpo siente que nuestra supervivencia peligra.


¿Entonces? Se transforma.


Es decir, nuestro cuerpo expresa toda esa activación a través de la expresión de una emoción “parecida” con la que nos sintamos un poco más cómodos. En mi caso, enfado.


Ese enfado en este caso estaría actuando como una emoción secundaria. Una emoción cuyo desencadenante no es la interpretación de una situación, sino la interpretación de una emoción.


Es decir, una emoción primaria sería la derivada de la interpretación de una situación o pensamiento:


Voy por la calle, un grupo de personas se ríe en voz alta, interpretó que es del look que llevo hoy, se activa la vergüenza.


S 🡪 I 🡪 E


Une emoción secundaria tendría esta forma:

S 🡪 I 🡪 E1 🡪 I 🡪 E2


El problema la emoción secundaria es que realmente no me está transmitiendo información de la situación. Nace de la información primaria, que es la que sí nos está dando información. Al estar tapada, no podemos acceder a esta información. Esto hará que nos creamos que la información que hay que analizar es la de la secundaria, que está ahí porque tú sistema emocional aún no ha venido a verme.


Lo disfuncional de todo esto es que si yo solo dejo que se exprese el enfado, las personas de mi alrededor solo van a captar enfado. Seguramente se sientan atacados, respondan también desde el enfado (ataque) o desde el miedo (huida) con lo que inconscientemente estarán diciéndole a tu vergüenza (sin que tú lo sepas) que tenía razón, que los demás estaban pensando algo malo de ti.


Por eso, la siguiente vez que estés en una situación parecida sentirás aún más vergüenza, lo que expresarás a través de aún más enfado, lo que hará que la gente se distancie aún más de ti.

En fin, un lío.

En terapia esto lo trabajaríamos

  1. Identificando emociones invalidadas

  2. Identificando la creencia subyacente que hace que este invalidada

  3. Reprocesando el momento o los momentos que hicieron que esa creencia se formase

  4. Reestructurando la creencia

  5. Adquiriendo habilidades de regulación de la emoción en concreto.


SON UNIVERSALES

Todos los seres humanos sentimos todo el repertorio emocional. Esto está más que estudiado. Y no es solo que podamos sentirlo, es que se nos activan a menudo. Y con a menudo me refiero a varias veces al mes.


Pero… Eso es imposible, si yo no soy nada celosa. ¿Cuántas veces habré escucha esto? O no soy nada envidiosa o no soy nada nerviosa.


Y no digo que quien lo diga nos esté mintiendo. Puede ser que se refiera a que cuando las siente, las gestiona y no necesita expresárselas a nadie. O puede ser que quiera decir que no entra en conductas irresponsables con ellas.


Otras veces, la persona realmente no es consciente de que siente la emoción cuando la siente. No significa que no se esté activando, pero igual nos está dando una pista de alguna emoción invalidada, o por lo menos, de alguna creencia asociada a esa emoción.

Y hasta aquí todo lo que venía a contaros hoy.


Si aún no te he convencido de que el Sistema Emocional es una maravilla, espérame que todavía tengo tres o cuatro características más que contarte y seis o siete estrategias para gestionarlo.


Como siempre, gracias a todos y a todas. Que tengáis una buen día, semana, mes o el tiempo que sea hasta que nos volvamos a encontrar.

Un abrazo fuerte.


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