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silviaruizpsicolog

LA VERDAD QUE UN POCO TÓXICA SÍ QUE SOY...

Actualizado: 6 oct 2022

Hola a todos y a todas, bienvenidas y bienvenidos a la segunda entrada del Blog. Aquí sigo después de tres semanas, café en mano y bata preparada, disfrutando de otro ratito a solas con el ordenador. Al final me aficiono a esto, ya lo veréis. En la última entrada hablábamos de que la mayoría tenemos emociones tachadas como “malas” “por defecto” (quien dice defecto dice aprendizaje). Eso hará que mi sistema emocional no me deje sentirlas. Que a su vez hará que las disfrace de otras.


A veces la emoción tachada como "mala" o invalidada puede ser la ansiedad, otras veces los celos, otras la ira. Eso dependerá de cómo aprendimos a regularla en su momento.


Vale, esto en terapia individual se trabaja medio fácil. Pero… ¿qué hago en pareja? ¿Qué pasa cuando uno de los dos o ambos disfrazamos una o varias emociones?


¿Y si mi pareja no sabe expresar X emoción…?

Pues como todo en pareja, que se forman unos líos que no hay por donde cogerlos.

La mayoría de vosotros acudís a consulta bajo el mantra de: "Nos queremos mucho pero no sabemos discutir".

Y muchas veces, lo que genera interferencia en la pareja no son las habilidades de comunicación en sí. La interferencia puede venir de la forma distinta de gestionar emociones de cada uno que, al interaccionar con la forma del otro, acaba generando un conflicto.


Uno de los mayores disparadores de conflicto es precisamente la expresión de emociones secundarias.


Os pongo un ejemplo típico de problemas de pareja...

Quedo con unos compañeros de trabajo a tomar unas cervezas. Mi pareja me pregunta quién va y si va Martín, que es un compañero que ha mostrado interés sexual en mí con anterioridad. Acto seguido pregunta a qué hora voy a llegar. Contesto que seguramente para cenar, pero que le voy diciendo.


Las cervezas se alargan y pasamos a copas y mi jefa nos propone ir a un pub después. Abro Whatsapp y aviso de que las cervezas se van a alargar, suponiendo ya de antemano que mi pareja va a molestarse.


Nos intercambiamos varios mensajes escuetos, en los que me la imagino nerviosa y enfadada. Empiezo a contestar con monosílabos porque me da miedo de que cualquier palabra le haga explotar. Al final mi pareja me llama enfadada y algo agresiva: "Siempre igual, estoy harto. Llevo toda la tarde esperándote para cenar y a las 10 de la noche vas y me dices que no cenas. Con lo cansado que estoy después de todo el día trabajando. Si llego a saber que no vienes me habría ido a dormir hace dos horas que mañana tengo una reunión muy importante y tengo que descansar." ¿Os suena? ¿Quién no ha tenido alguna vez una relación parecida, o la ha visto en su entorno?


¿Qué veis aquí? ¿Cómo resolveríais el conflicto?


Solución disfuncional de la discusión


Lo que una pareja "aterapeutizada" (me apropio de este término que no existe y que espero que no ofenda a nadie) haría es:


Respondo al teléfono en modo defensa, porque tengo el recuerdo de ocasiones anteriores en las que se ha puesto agresivo ante situaciones como estas.


Me grita y al final “me hace” gritar a mí también.


Contesto que por qué me está hablando así, que no le he avisado antes porque no lo he sabido antes.


Mi pareja responde que si no sé a qué hora voy a llegar no le diga que voy a cenar y que lo único que consigo es que tenga que estar pendiente de mí todo el rato.


En el mejor de los casos la conversación se alarga durante minutos y minutos. Y aunque consigáis cortar la discusión, al día siguiente continuaréis discutiendo.


Discutir irónicamente refuerza la conducta. Esto es porque, nos guste o no, el mayor refuerzo del ser humano (que como casi nunca digo es un ser social) es la atención.


Lo que ocurre la mayoría de las veces es que el miembro de la pareja que está fuera se queda pendiente todo el rato del teléfono durante la fiesta. Escribirá mensajes comprobando si el otro miembro está enfadado. Esto también estará reforzando (inconscientemente como siempre refuerza el refuerzo, perdón por el trabalenguas) esa forma de resolver conflictos.


Incluso el miembro que está con los compañeros puede acabar yéndose a casa antes de la cuenta. Reforzando aún más y facilitando o consolidando una relación de dependencia.


Esto podemos encontrarlo en las llamadas relaciones tóxicas, relaciones de dependencia, relaciones del tipo es que mi novio es muy celoso o mi novia es muy celosa, en personas con ansiedad, con depresión, con problemas de apego…


Pero también en personas completamente funcionales y adaptadas a su día a día que, simplemente, fallan en la identificación y expresión de X emociones (como nos pasa a casi todos).


Solución funcional a medias:


La misma situación en otro momento (un solo miembro de la pareja terapeutizado):


En cuanto mi jefa propone copas, llamo a mi pareja porque sé que lo pasa mal en estas situaciones. Le digo con cuidado y tratando de no juzgar que al final no voy a ir a cenar.


Mi pareja empieza a ponerse nerviosa y, aunque intenta controlarse, acaba diciéndome de malas maneras que siempre igual, que está harto.


Contesto que entiendo que le joda y que me habría gustado poder avisarle antes. Mi pareja seguirá contestando que ahora no le sirve de nada que lo sienta, que lleva toda la tarde esperándome, que va a acostarse tarde y que mañana la reunión va a ir fatal.


Trato de empatizar con su emoción y le contesto que entiendo que se enfade, que igual a mí también me sentaría igual de mal y que si hay algo que pueda hacer para hacerle sentir mejor.


Seguramente mi pareja tratará de volver al tema, porque con consciencia o sin ella querrá reclamar la atención que yo le estoy intentando quitar. Seguramente yo me enfade un poco, porque ahora mismo predomina mi necesidad de pasar un buen rato con mis compañeros.


Trataré de recordarme que su emoción de enfado no es un ataque y que continuar con la discusión nos hace peor a largo plazo. Le digo que mañana hablamos sobre lo que le ha sentado mal y que, si no puedo hacer nada por ayudarle me voy.


Si me pide algo que entra dentro de mis necesidades, por ejemplo, quedarme cinco minutitos más hablando para no irnos enfadados, lo hago. Si me pide algo que se sale, como que me vuelva a casa, con tacto terminaré la conversación y le pediré que lo hablemos mañana.


Pareja sana que ha venido a verme:


Es broma.


Lo que no es broma es que una pareja en la que ambos miembros están trabajados y entrenados emocionalmente harían algo parecido a esto:


Cuando mi pareja me diga que siempre igual y que está harto contestaré que siento que haya estado esperando, y que se lo agradezco. Le preguntaré además si solo está enfadado o si en parte se siente mal por Martín?


Mi pareja al principio se sentirá atacada, porque (tampoco lo digo nunca) la emoción de celos está muy mal vista socialmente. Respirará hondo y gestionará la vergüenza y la culpa para decirme que sí, que no sé siente orgulloso pero que le raya Martín.


Entonces yo gestionaré la parte de miedo o enfado que se activa cuando oigo que se siente celoso porque ya he trabajado en validar la emoción de celos. También gestionaré el pequeño alivio, falsa alarma, de que se sienta así.


Le daré las gracias por reconocerlo y atenderé, si puedo, su necesidad. Le diré algo parecido a: muchas gracias por decírmelo, es normal que te sientas así. Le recordaré que le quiero y que ni 200 Martines harían que me olvide de eso.


Mi pareja sentirá ganas de seguir reclamando mi atención pero las gestionará y contestará dándome las gracias a su vez por atenderle. Nos despediremos con buenas palabras y reforzando una forma funcional de expresar los celos.


Qué está pasando con los celos…


Si entendemos que la emoción primaria son celos, validamos y normalizamos sentirla y le damos espacio en nuestra relación, no como algo peligroso sino como algo natural y útil, la conversación durará unos minutos, ambos os sentiréis mejor después y el vínculo de pareja quedará reforzado.


La idea es que poco a poco la reacción primaria de celos del miembro de la pareja que se queda en casa vaya disminuyendo de intensidad, a la vez que la reacción primaria de enfado o miedo del miembro de la pareja que sale disminuye también.


Por el contrario, si en la pareja hemos generado la idea de que sentir celos es algo malo, peligroso, habla de lo inseguro y tóxico que es una persona y es una forma de mostrar debilidad, el sistema emocional de cualquiera de los dos va a hacer todo lo posible por "esconder" esos celos.


Esto hará que los exprese en la forma más sencilla que tenga de ello, por ejemplo, enfado. Es decir, mi sistema emocional disfraza los celos de enfado para que yo no me asuste.


Esto por supuesto es un proceso inconsciente. Se necesita haber elaborado mucho para identificar cuándo estamos invalidando una emoción.


Además, si el otro miembro no ve que no es enfado lo que realmente está sintiendo su pareja sino celos, no podrá ayudar (si quisiera) a regular la emoción "primaria" y "alimentará" la secundaria.


Esto reforzará la mala gestión de los celos porque esos minutos/horas de atención le están permitiendo "escapar" a corto plazo de la emoción de celos (hablaremos de esto más adelante). A largo favorecerá que:


  1. Mi pareja no exprese lo que siente realmente por lo que ninguno de los dos regula = el vínculo sale perjudicado

  2. Próximas veces gestione sus celos llamando mi atención de manera disfuncional = pierdo cosas de mi vida, me aíslo, genero dependencia

  3. Mi pareja sienta cada vez más celos con situaciones de ese tipo= más conductas agresivas =me perderé más cosas = estaré más aislada, entenderemos y respetaremos menos las emociones del otro = el vínculo cada vez se verá más perjudicado.


Un último apunte sobre los celos…


La emoción de celos se encuentra en una trampa espectacular. Por un lado, la sociedad los entiende como algo malo que define la personalidad de quien los expresa (porque sentirlos los sentimos todos).


Por otro, las creencias sobre el amor aseguran que los celos son una muestra fiable de lo enamorado que está el otro.


Y desaprender ambas dos creencias es increíblemente complicado, aunque cuando hablemos con nuestros amigos aseguremos que lo sabemos de sobra. Nuestro sistema racional, sobre el que tenemos más control igual lo sabe. Nuestro sistema emocional que es más rápido y más “de base” tarda muchísimo en entenderlo.


¿Se os ocurren más ejemplos? Escribidme situaciones y las analizamos.


¡Gracias!


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